lunes, 15 de diciembre de 2014

Texto de Javier Sinay sobre "Porno nuestro" a propósito de la presentación en la Fundación TEM

“Samantha, después de chupar tanto aparato para dejarlo erguido y preparado para la función, se levanta transpirada, se seca la cara, toma un trago de agua, mira hacia la nada mientras abre el plexo solar y eructa, eructa largo, y vuelve a pasarle por la garganta el gusto de todas las pijas juntas. Escucha que una chica del público se ríe de su desparpajo y, como haría un perro apaleado que sólo quiere un poco de amor, algo de atención, sonríe feliz”.
Wow.
Daniela Pasik y Alejandra Cukar logran en Porno nuestro: Crónicas de sexo y cine una alquimia difícil: la de la crudeza y la sensibilidad. Y las palabras dedicadas a Samantha no son las únicas. Este libro se construye todo el tiempo en torno a pares de complementarios y de opuestos, pero quizás crudeza y sensibilidad no sea tanto el primer par como el que conforman las mismas Pasik y Cukar. En el par de las autoras están la pasional y la mental; la esteticista y la detallista; la Chica Ying y la Chica Yang.
En los otros pares hay tensiones, contradicciones y paradojas que apuntalan el relato: está la ilusión de la industria de la pornografía y está la realidad del ambiente que de industria tiene más bien poco; está el sexo rudo y está el amor que profesan directores y actores; está la intimidad de los hogares que devienen en escenario y está la publicidad de las mamadas en los shows; está la pretensión del séptimo arte y está la humildad del video amateur; está el aburrimiento de los actores que ya lo hicieron mil veces y está la diversión de los debutantes que no pueden creer a dónde la están poniendo; está la moralina que se predica incluso desde adentro del circuito y está el libertinaje que lo funda todo; está la calidad y está la cantidad; está la ficción de un guión y está la no ficción del placer frente a la cámara; está el viejo director Víctor Maytland y está el joven cineasta César Jones; está la riqueza como fin y está la pobreza como medio.
Y aquí nos detenemos.
Riqueza vs. Pobreza. Porque este es un libro que cuenta la historia de un grupo de gente que trabaja con sexo y que sin embargo está perdiendo plata –o al menos no se está haciendo millonaria. Entonces, ¿quién es esta gente? Y: ¿por qué no es millonaria? Y si no es millonaria, ¿por qué sigue trabajando en esto? Pasik y Cukar bucean en estas preguntas y quieren encontrar las respuestas. Así, queda claro que esta gente lo hace por amor (por amor al sexo y a la pornografía), pero también por amor a sí misma, por un narcisismo desbordado y ajeno a cualquier inhibición.
Porno nuestro es un libro que espía (en un casting, en un rodaje; incluso en el hogar de una actriz porno), que reflexiona (¿qué es la pornografía? ¿de dónde salió? ¿cómo transitó sus diferentes etapas hasta hoy?) y que amenaza (con darnos morbo, pero atención: sólo es una amenaza). Lejos de darnos morbo (la operación que sería más sencilla a la hora de escribir sobre estos temas), Pasik y Cukar nos entregan un conjunto de fábulas ambiguas y complejas. Miran a Víctor Maytland, por ejemplo: el zar de la pornografía argentina y su mayor director revela que vive con su madre, una anciana de 87 años. “Si la dejo sola, se apaga como una vela”, les dice Maytland. ¿Puede el director del mayor hit local (Las Tortugas Pinjas, de 1990) y de su reversión (Las Tortugas XXX), el hombre que imaginó y plasmó gang-bangs y penetraciones múltiples, el que inició en el negocio a mujeres inocentes y a hombres de familia, ser un buen hijo?
Claro que puede.
Porque Maytland es humano. Maytland es, a diferencia del firmamento de estrellas de la carne que ofrece la industria de la pornografía yanqui, un tipo que tuvo que dejar el cine condicionado durante algunos años, cuando su ex mujer se lo recriminó. El éxito de Porno nuestro está en este pliego, en esta paradoja. En ésta y en las demás que, finalmente, le dan al libro de Pasik y de Cukar una mirada humanista alejada de los clichés. A fin de cuentas, ¿qué otra actividad es tan humana en su esencia como el sexo?

Texto de Ana Prieto sobre "Porno nuestro" a propósito de la presentación en la Fundación TEM

1. Cuando me enteré de que Daniela y Alejandra estaba escribiendo un libro sobre el porno, lo primero que les pregunté fue cómo iban a hacer para manejar el tema de las palabras “cochinas”. Sé que fue una pregunta muy nerd, pero sucede que el porno maneja palabras que quién más, quién menos, todos usamos en nuestra vida cotidiana, pero que resulta verdaderamente raro ver impresas, y que en un libro sobre el porno son, desde luego, inevitables. A menos que uno explícitamente busque textos así –literatura erótica, o libros de Milo Manara–, los lectores tenemos los ojos bastante deshabituados a esas palabras (no están en la prensa, escasean en la literatura de ficción), y cuando irrumpen como mala prosa nos pueden arruinar el día. Piénsese en las malas traducciones que vienen desde España: uno está leyendo tranquilamente y de pronto aparece un “polla” o un “follar”, y ya nos entra un veneno y queremos soltar el libro para siempre. Además está el asunto de las equivalencias: ¿cuántos sinónimos hay de culo, cojer, pija? ¿Cómo se hace para escribir un libro en el que tienen que aparecer esas palabras una y otra vez? Recuerdo que Daniela me contestó que todavía estaban en el proceso de decidir cómo manejar el lenguaje, pero también recuerdo que a ella no le parecía el problemón nerd que me parecía a mí que no hubiera demasiados sinónimos utilizables en stock.

2. Porno nuestro es, en primer lugar, un libro que está tremendamente bien escrito. La prosa fluye como un río y ninguna palabra “potencialmente disruptiva” interrumpe el relato. La razón de que esto sea así es tan linda como obvia: Alejandra y Daniela escribieron este libro sin pudor. Así como las actrices porno se desprenden de la ropa, ellas se desprendieron de cualquier pudor, y esa libertad se nota. Y, como sabemos, la libertad hace que todo se vuelva bello.

También escribieron el libro sin ningún prejuicio pero esto no es una sorpresa: las dos son buenas periodistas y los buenos periodistas hacen eso: acercarse a su objeto de investigación librados de prejuicios o, al menos, consiguiendo que los lectores no los notemos.

Es un libro que tampoco hace concesiones. Algunos de los personajes son verdaderamente entrañables o intensamente seductores, pero si ellas quieren tirar un palo, lo tiran, y si tienen que desentrañar una mentira, lo hacen. Como buenas periodistas.

3. Durante el Mundial, recordarán ustedes, la TV Pública sacó una seguidilla de propagandas del ANSES protagonizadas por un tal “abuelo Quique”. Más o menos una semana antes de que Argentina llegar a la Final, se publicó como escándalo que el abuelo Quique hubiera trabajado en una película porno unos años antes. Si los que saltaron a incendiar al abuelo Quique al mejor estilo Torquemada leyeran Porno nuestro, se sentirían absolutamente ridículos, desinformados y burros.

La realidad siempre es mucho más compleja, interesante, y menos obvia de lo que la mayoría de nosotros nos molestamos en averiguar. Y eso hicieron Daniela y Alejandra: averiguar, arremangarse y explorar con seriedad y curiosidad –y también con humor; el libro tiene momentos de humor épicos– el género cinematográfico sobre el que existen más prejuicios y más silencios. El lector se encuentra con datos increíbles, como que la primera película porno de la historia mundial muy probablemente sea argentina, o que Sabrina Sabrok –argentina también– tiene tetas de 18 kilos, o que los chantas del ambiente porno no son muy distintos de los chantas de cualquier otro ambiente.

Es como ellas mismas dicen a poco de empezar el libro: es muy fácil pensar que el porno es un agujero de explotación, sufrimiento y humillación. Pero la realidad es bien distinta; solo hay que tomarse el trabajo de averiguarla.

Porno nuestro es, también, un gran libro sobre cine y por lo tanto uno que no debería faltar en la biblioteca de cualquier cinéfilo. Y sin duda es un libro que debe tener 

Presentación de "Porno Nuestro. Crónicas de sexo y cine" bajo las estrellas y con buenos amigos.

de Alejandra Cukar y Daniela Pasik (Marea Editorial). Viernes 12 de diciembre de 2014, en la Fundación Tomás Eloy Martínez

Editor y editora (Cristian Alarcón y Constanza Brunet), presentador y presentadora (Javier Sinay y Ana Prieto), autoras (Alejandra Cukar y Daniela Pasik). Equipazo. 
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

Bajo la luz de las estrellas y con los edificios sonrientes detrás.
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)


"Hermosa tarde para presentar Porno Nuestro y sacarse complejos", decían en la Fundación Tomás Eloy Martínez, con esta foto.

Empezó de día, terminó de noche. 
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

¿Ven que era de día? 
(Foto: Marcelo Pisarro)

y comenzó a atardecer
(Foto: Bárbara Pasik)

¿Ven que se hizo de noche?
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)
 

Todos contentos.
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

Nuestros bellos concurrentes I.
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

Nuestros bellos concurrentes II.
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

Crian Alarcón y Ana Prieto, hermanos de solapas.
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

Nuestros bellos concurrentes III.
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)
 

Nuestros bellos concurrentes IV.
(Foto: Luis con la cámara de Gri)  

Nuestros bellos concurrentes V (o como dijo Sonia: "Hombres con pinta de recios. Chicas sonrientes. Buen combo").
(Foto: alguien con el celular de Juan) 

Los autores de una de las autoras. 
(Foto: Bárbara Pasik)

¡Dennis Quaid de La Plata! 
(Foto:Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)

"Queridos todos...
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)
 

¡Gracias!"
(Foto: Bárbara Pasik)

C'est fini. Pueden comprar Porno Nuestro en su librería amiga. 
(Foto: Josu Trueba Leiva/RuidoPhoto/Bostok Photo)